Que llueva, que llueva, la Virgen de la Estrella

  Hasta el avance de la Ciencia y las tecnologías, las sociedades agrícolas dependieron en gran medida de la climatología y las plagas, que pudieran afectar a sus ganados y cultivos. A fin de paliar las circunstancias adversas, la mayor parte de las religiones conocidas han incluido un conjunto de creen cias y prácticas sin otro empeño que el de atraerse el favor de la Naturaleza. La religión católica no ha sido ajena a este fenómeno y, desde sus comienzos, ha asimilado, modificado y generado un conjunto de convicciones y actividades orientadas a posibilitar la estabilidad de los pilares económicos y la supervivencia de sus fieles. El credo católico ha incluido un conjunto de elementos y actos periódicos, que podrían considerarse preventivos y tenían su lugar consolidado en el conjunto de cultos, y, además, otro grupo de carácter extraordinario, que se organizaban cuando la gravedad de los acontecimientos lo demandaba.

En lo que respecta a Agudo, se ha de reconocer que contaba con un elenco de santos benefactores y prácticas propiciatorias bien completo, aunque en circunstancias especiales no fuera suficiente y los vecinos tuvieran que echar mano de recursos extraordinarios. Recién comenzado el año, San Antón (17 de enero) tenía una fiesta bien sonada, que comenzaba al menos una semana antes del día señalado y todavía mantiene alguna evidencia de su antiguo esplendor; el santo, cuyo oleo disponía de un lugar en el retablo principal de la ermita de la Virgen, tenía encomendada la protección del ganado y el pueblo le servía bien en pago a su intercesión. Tres días después era el turno de San Sebastián, patrón de la peste. La memoria popular no conserva un solo recuerdo sobre su celebración, pero las fuentes revelan que en 1540 ya disponía de una ermita, que cien años después se hallaba deteriorada; la posesión de edificio propio de culto revela que el santo contó con el respaldo del pueblo en un determina-do momento. Su imagen se honraba en el lado de la Epístola del retablo principal de la Virgen. San Blas se conmemora el día 3 de febrero. Abogado del mal de garganta le califican en el cancionero de los auroros, aunque también estuvo reconocida su intercesión en la curación de animales enfermos o heridos; cabe suponer que fueron las atribuciones señaladas en segundo lugar las que le otorgaron un lugar en la ermita de San Miguel y la perduración de su culto hasta el momento actual (mediada la década de los setenta del siglo pasado, la ermita todavía exhibía ex votos de animales y gargantas). 
       No constan santos protectores especializados desde mediados de invierno a comienzos de primavera. San Francisco de Paula se celebra el 2 de abril; protegía de las plagas de langosta, pero también se le invocaba para causas urgentes y de gran necesidad, lo que amplía su patrocinio a asuntos muy variados. Un cuadro del santo hubo en el altar del lado del Evangelio en la ermita de la Virgen hasta el verano de 1936. El 25 de abril se festeja a San Marcos Evangelista, que recibe un culto peculiar en Agudo; desconocemos si las prácticas cultuales locales incluyeron las Letanías Mayores, instituidas por San Gregorio Magno y orientadas a la protección de las cosechas. El mes de mayo comenzaba con el novenario a San Gregorio Ostiense (9 de mayo), que incluía otra práctica bien regulada, la bendición de los campos. En los inventarios parroquiales no consta la existencia de imagen o cuadro que lo re-presentaran, pero la toponimia local recoge un peñón con su nombre junto al puerto de los Barreros al que, cuenta la tradición, los visitantes debían subir una piedra para la construcción de una ermita. El último santo mediador de primavera es San Isidro (15 de mayo); su imagen, que permanecía en el retablo de la virgen del Rosario, debió ser antigua, pues fue restaurada en 1900. No tuvo ermita hasta la segunda mitad del siglo pasado y, hasta esa fecha, la fiesta se celebraba con una procesión con un recorrido similar a las del 14 y el 15 de agosto. 
       El día 27 de julio se celebra San Pantaleón; se trata de un santo sanador, pero en Agudo era considerado especialmente por su papel frente a las plagas de langosta. Es seguro que se le organizó alguna rogativa, pues en algún momento del siglo XVII solicitaron y obtuvieron de Tamurejo la cesión transitoria de su imagen; en un momento no determinado debieron adquirir una propia, que los inventarios parroquiales emplazan en el retablo del Nazareno. En el cuerpo superior del mismo retablo se acomodaba la talla de San Roque, otro santo sanador especializado en la peste que tiene su fiesta el 16 de agosto.
       Exceptuando a San Miguel Arcángel, cuya particularidad fue la salvación de las almas, el calenda-rio festivo tradicional de Agudo no ha contenido más santos especializados en la protección de los bienes y la salud de los vecinos. Octubre es tiempo de sementera y la lluvia en su justa medida es una condición necesaria para que la semilla arraigue, del mismo modo que lo es en primavera para que fructifique; en una época en la que las calamidades de atribuyeron a los pecados de los humanos, a medida que pasaran los días y las condiciones meteorológicas no mejoraran, la inquietud de los agudeños iría incrementándose hasta verse obligados a solicitar la ayuda del cielo. En estas circunstancias lo más común fue recurrir a las rogativas, unos episodios con carácter extraordinario que han incluido prácticas cultuales variadas (novenas, procesiones, misas, letanías, cánticos, salves, viacrucis, etc.), siendo la misa y la procesión las más generalizadas. Pese a la variedad de actos que podían abarcar, el procedimiento de convocatoria fue bastante uniforme; los vecinos o un grupo de ellos se dirigían al ayuntamiento y realizaban la demanda a las autoridades, exponiéndoles la situación; a continuación, el ayuntamiento transmitía a la Iglesia la petición recibida, el obispo aprobaba ceremonia y la Iglesia establecía la fecha y lo comunicaba a los solicitantes. La costumbre había impuesto un itinerario que se repetía salvo que las circunstancias obligaran a restringirlo al interior del templo; las calles del recorrido se adecentaban y ornamentaban con las colgaduras habituales. Así mismo, el cortejo portaba los elementos propios de este tipo de actos: imágenes, estandartes, cruz guía, etc.
       Se ha mencionado la dedicación de una rogativa o similar a San Pantaleón y también consta la asistencia de la custodia en alguna otra (hacia 1900 procesionó la de Baterno, pues el sacerdote de entonces no permitió que saliera la nuestra), pero, a tenor de las evidencias fue la Virgen de la Estrella la que participó en más procesiones extraordinarias entre el último cuarto del siglo XIX y mediados del XX. El vestuario de la patrona de Agudo incluyó un manto de rogativas, cuyos bordados se aplicaron al azul de procesiones que utiliza en la actualidad. El libro de fábrica de la ermita (1886-1935) recoge un conjunto de salidas excepcionales desde mayo de 1886 hasta carnavales de 1912 con el propósito de promover la lluvia. Así mismo, el cancionero de los auroros contiene un conjunto de coplas para pedir agua donde se menciona a la virgen de la Estrella o a la patrona a las que hay que añadir la salve del agua; cabe suponer que estos cánticos formarían parte del repertorio interpretado en los actos cultuales proyectados. A mediados del siglo pasado tuvo lugar la última rogativa en demanda de agua que contó con la presencia de la patrona; las personas consultadas no recuerdan con exactitud el itinerario de la procesión, aunque con los datos que aportan parece haber coincidido con la de San Marcos y, como esta última, contó con una extensa relación de canciones específicas sobre la petición de lluvia.
       El sábado, 5 de marzo, la Virgen de la Estrella protagonizará la primera rogativa, que presencia-remos la mayoría de los agudeños que residimos en la localidad. Ya sea por tradición (la Virgen no procesionaría si no hubiera existido una usanza previa), ya sea por devoción (tampoco saldría si el grupo de fieles dudara de su intercesión y rehusara participar en los actos) la patrona de Agudo volverá a recorrer las calles de su pueblo en fechas excepcionales y, por costumbre o por fe, será honrada con la deferencia habitual, pues una cosa no quita la otra tal y como demostraron tener perfectamente aceptado nuestros antecesores cuando en 1613 asumieron las ordenanzas de la Sacramental, dedicando al componente lúdico dos de los doce capítulos que las componían. [Capítulo 9] …que los dichos oficiales …sean obligados a encargarse en las fiestas del Corpus Cristi y de su Octava …de forma que, para entonces, no falten algunas representaciones, fiestas y danzas, encargándose dellas con tiempo, animando a los que las hubieren de hacer con palabras de caridad, gastando para ellas de los bienes de la dicha cofradía una moderada cantidad en aprovechamiento de los representantes …para que con semejantes cosas se alegren los fieles cristianos y vengan en conocimiento de los contentos celestiales que son los que verdaderamente se han de pretender.

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