La calle Zurbano

 

Un simple vistazo al plano del municipio pone de manifiesto las escasas referencias locales que se incluyen en el callejero de Agudo, donde un destacado número de personajes destacados en la cultura nacional del siglo XX reemplazaron a los afines al bando franquista en las placas de las calles algunos años después del cambio de gobierno. Quizá una muestra evidente de que cualquiera es válido siempre que venga de fuera lo ofrece la calle Zurbano, dedicada a un individuo que nadie conoce aquí, no tuvo relación con Agudo y no es, creo yo, una destacada gloria nacional. 

En la última década del siglo XIX se realizaron algunas reparaciones en la vía pública que afectaron a la plaza, y a las actuales calles Zurbano y  Ortega y Gasset; el Instituto Geográfico Nacional conserva un plano de 1885 en el que las citadas calles se consideran una sola bajo la denominación de calle Nueva. Con ese nombre está constatada en algún otro documento de la época, aunque la gente, más coherente en este aspecto que la municipalidad, la denominó calleja del Hortelano, cabe suponer que en ella tendría su casa algún horticultor conocido. En un momento no determinado, la calle Nueva según el ayuntamiento y del Hortelano por decisión popular pasó a denominarse Zurbano y con ese nombre continúa hoy. Los aires democráticos que eliminaron del callejero al general Espartero no afectaron a nuestro personaje de cuya biografía vamos a hacer un resumen a fin de que los agudeños conozcan a quienes permanecen en las placas de las calles de su pueblo.

Se llamaba Martín Zurbano Baras y nació en La Rioja en 1788. Fue guerrillero en la Guerra de la Independencia, alcalde pedáneo de Varea (Logroño) y contrabandista a partir de 1818.
Seguidor de Isabel II durante la Primera Guerra Carlista lideró una partida, aunque su conducta fue discutible. Ingresó en el ejército regular en 1836 con grado de capitán. En 1937 consiguió capturar al general carlista Verástegui, lo que le supuso la recompensa de una finca desamortizada con un valor de 400.000 reales. Finalizada la guerra, Espartero le nombró gobernador militar de Gerona; participó en la represión de la rebelión de algunas ciudades catalanas contra el regente, lo que le valió su nombramiento como capitán general de Cataluña en 1843. 
La caída de Espartero llevó consigo a Zurbano. En noviembre de 1844 realizó un pronunciamiento a favor del primero, pero fracasó y estuvo huido hasta enero de 1845, cuando cayó prisionero; el 21 del mismo mes fue fusilado. En 1847 fue exonerado y su viuda recuperó la mayor parte de las propiedades que le habían sido embargadas a raíz del alzamiento. La dispensa no pudo devolverles la vida a Zurbano y a sus dos hijos, que fueron ejecutados por la misma causa.
Con sus aciertos y sus errores, Zurbano fue uno de los muchos militares que usaron del pronunciamiento durante el siglo XIX, pero no fue una figura de primer orden como Narváez, O’donnell, o el propio Espartero. Qué motivó a los gobernantes locales para elegir a este personaje en lugar de a cualquier otro con más prestigio es una pregunta para la que, tal vez, nunca tendremos respuesta. 


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