San Benito Abad. La recuperación de una fiesta olvidada

     [Esta entrada se publicó por primera vez en el desaparecido blog afammerenagudo.blogspot  en el verano de 2018; fue el segundo año en que Afammer-Agudo y el cura, José Luis Jiménez Manzaneque, organizaron la festividad del patrón de la villa. Se ha decidido no modificarla porque no pierda la afinidad con el momento que intenta reflejar]

A propuesta del párroco, que no compartía la desidia del vecindario respecto a San Benito, Afammer-Agudo se ha involucrado en el restablecimiento de la fiesta del santo dentro de su proyecto de divulgación y conservación del patrimonio y la cultura locales.
San Benito Abad (480-547), fundador de la orden benedictina,  está considerado el iniciador del monacato occidental. La iconografía le representa con el libro de la Regla, que él mismo escribió para sus monjes, en una mano, el báculo abacial en la otra, el cuervo con un pan en el pico, una copa rota y la mitra, aunque no siempre se acompaña de todos los símbolos. Está considerado patrón de los archiveros, ingenieros, curtidores y agricultores, entre otros, y se le invoca contra las picaduras, veneno, tentaciones y fiebres.
Fue San Benito uno de los patronos de la Orden de Calatrava, pero este hecho no parece haber fomentado su culto por los territorios del Campo de Calatrava ya que, hasta donde sabemos, únicamente es patrón de Agudo y la población que ostenta su nombre.
La memoria popular y unas pocas anotaciones en la documentación antigua nos han transmitido la idea de que las fiestas en honor al patrón de la parroquia y de la propia villa fueron muy celebradas, pero se ha conservado poca cosa sobre los actos y el modo en que se llevaban a cabo.
El censo de hermandades de 1770, ordenado por el ministro Aranda, recoge algunos datos sobre asociaciones religiosas locales, que nos llevan a considerar la festividad de San Benito como una de las más rumbosas, por delante de la Virgen de la Estrella, San Juan o San Roque, entre otros (sobre la Virgen del Rosario y el Santísimo no incluyen costes). También hay un voto de villa por el título del Patrono y Señor San Benito en el que por señores de su Ayuntamiento anualmente se nombra un sugeto con el cargo de Prioste quien tiene la obligación en la festividad de dicho Santo de matar un toro como gasto hascenderá a cien escudos o reales  poco más o menos, y además hace su convite a los de Ayuntamiento este a su arvitrio. Del texto insertado cabe deducir que en esos momentos los festejos eran sufragados por un solo individuo, aunque en otro documento se refleja el gasto de un toro compartido “con los de San Benito”, lo que parece indicar la existencia de un grupo.

    
        En los inventarios de bienes, registrados entre 1879 y 1925, se recogen nada menos que tres imágenes del santo en la iglesia parroquial. Presidiendo el lienzo central del presbiterio anotan un cuadro con el nombre de Éxtasis de San Benito; a tenor de una fotografía conservada, la pintura es de tamaño considerable. Además, en el retablo de la Virgen del Carmen se cita una imagen del patrón, de bulto redondo, con mitra, báculo de madera, y el cuervo y un niño a sus pies. Finalmente, registran otra imagen en la sacristía, con báculo y mitra. Ninguna otra figura religiosa se repite en la iglesia si exceptuamos las diferentes advocaciones marianas (Rosario,  Dolores, Caridad, Carmen, etc.) y las representaciones de los episodios vividos por Cristo (Niño, Nazareno, Crucificado, Resucitado, etc.).
            Salvo la adquisición de un toro, a medias o entero (cabe suponer que para capeas y/o comida), no conocemos el modo en que se desarrollaron las prácticas lúdicas y cultuales por lo que, siempre de acuerdo con el cura, se decidió comenzar los festejos con una misa seguida de media procesión y una colación a los asistentes al término de los actos religiosos. Sobre la misa no hubo dudas, pues es preceptiva en cualquier evento religioso.
            La procesión no está documentada, aunque es bastante probable que la hubiera, puesto que tienen dos imágenes de bulto redondo, además del cuadro que preside la iglesia.  Asimismo deber tenerse en cuenta que el prior de Agudo era del hábito de Calatrava y, como se recoge en las Definiciones de 1661,  El glorioso patriarca San Benito es primero y principal padre y patrón de esta santa Orden, y así es justo que los hijos de ella le reconozcan por tal y se alegren espiritualmente en su festividad. Se ha optado por media procesión porque es lo que se recuerda de las fiestas más antiguas, que aún perduran (San Juan, San Roque, San Antonio, la Octava), con la excepción del Corpus, lógicamente.
            Rematar con un pequeño refrigerio en la que fuera la plaza principal de la villa, que recordara la matanza del toro en otros tiempos, se consideró un final apropiado para la celebración. En ese espacio público nuestras gentes han realizado capeas, verbenas y otros eventos festivos hasta bien mediado el siglo pasado. A ello añadiremos el excelente marco que proporcionan dos de los edificios más emblemáticos de la población, la parroquia y el ayuntamiento viejo.
            Mientras se gestionaba el conjunto de actos, se tuvo acceso a las hojas parroquiales que D. Alfonso Axpe escribiera  en la década de los sesenta con el nombre de La Voz de la Parroquia. Por ellas se supo que él también se propuso restablecer la celebración del patrón y organizó  un ramo con el fin de recolectar algún dinero para solventar pequeñas algunas necesidades de la parroquia (el año pasado se publicó una transcripción  del texto original).


El ramo es una vieja costumbre, que forma o formó parte de las actividades de un buen número de celebraciones religiosas locales. Su propósito inicial fue la participación en los gastos de mantenimiento del santo festejado. Hasta donde conocemos, tienen o tuvieron ramo El Corpus, San Antonio, San Juan, La Virgen, la Virgen de Guadalupe, El Cristo, la Virgen del Rosario y El Nazareno. Desconocemos si esta práctica formó parte de los actos realizados en honor de San Benito, aunque nos pareció interesante recuperar la idea de D. Alfonso y, de paso, recabar unos cuantos euros con el propósito de contribuir a mejorar el estado en que hoy se encuentra nuestra parroquia. En cualquier caso, una fiesta sin aparato lúdico no suele prosperar y el piscolabis del ramo en la plaza tiene su encanto.

        La foto antigua es anterior al verano de 1936 y me la agenció Tomás Muñoz. El contenido del cuadro de San Benito no se aprecia, aunque la imagen sirve para demostrar que no había retablo mayor. Las fotografías en la fachada del ayuntamiento viejo corresponden al ramo de este año. El texto del censo de Aranda lo he tomado del blog se Salva Jiménez, al que agradezco el enorme favor que nos ha hecho a la gente de Agudo, recopilando y divulgando unos datos que desconocíamos.