Morirse nunca resultó barato y cualquier tiempo pasado no fue mejor


La casualidad nos ha dispensado un interesante legajo fechado en el primer tercio del siglo XVIII, que contiene un expediente donde se observan todos los trámites seguidos para gestionar la herencia de un fallecido. El cuadernillo contiene, entre otros documentos, un inventario de bienes, una carta de dote, un memorial de bienes, un testamento, una relación de deudas, un registro de los gastos burocráticos, los costes de funeral y misas, y las hijuelas de los herederos. Nunca hasta ahora habíamos tenido la suerte de acceder a una recopilación tan completa sobre un mismo acontecimiento y, por ese motivo, hemos considerado oportuno darlo a conocer.
Catalina S. y Alonso M. contrajeron matrimonio en 1719 según se deduce de las copias del memorial de bienes y la carta de dote, que se adjuntan en el expediente. El patrimonio aportado por ambos ascendía a 3.509 reales, una cantidad bastante aceptable si se tienen en cuenta los estándares de la época; unas medallas de plata y unos pendientes, consignados en la carta de dote, parecen corroborar la desahogada posición económica de la pareja.
Ocho años después tiene lugar la muerte de Alonso, dejando viuda y tres hijos pequeños. El inventario de bienes realizado post mortem  pone en evidencia que la hacienda familiar ha sufrido una merma significativa, pues en octubre de 1727 se tasa en solo 2.685 reales, a los que habrán de restarse 150 reales más correspondientes al valor de un borrico, muerto mientras se lleva a cabo el papeleo. Desconocemos si la pérdida de capital es debida a la mala gestión realizada por el matrimonio, a la climatología poco propicia,  a la falta de salud o a cualquier otra causa, pero es evidente que la fortuna familiar se ha resentido bastante en el tiempo transcurrido desde la boda. Quizá la dolencia de Alonso fuera el motivo principal, pues en el testamento, otorgado en once de julio del mismo año, ya se menciona que está enfermo y en el listado de deudas se anotan 43 reales, que en octubre  se están debiendo al médico y otros 12 al boticario. El conjunto de deudas, y gastos administrativos y funerarios suma 552 reales con nueve maravedíes, que deberán descontarse de capital inventariado tras el fallecimiento, por lo que los bienes reales de la viuda e hijos se quedarían en 2.028 reales con 25 maravedíes.
        La muerte, antes como ahora, es una adversidad que casi nunca llega sola y a la privación del ser querido hay que añadir el desembolso, que una defunción conlleva aunque, en esos momentos de dolor, los allegados no sean plenamente conscientes de ello. Una noticia en los informativos de televisión sobre la carestía de un entierro en la actualidad nos ha instado a incluir la relación de los gastos funerarios de Alonso a fin de constatar que, en ese punto, los hechos no han cambiado tanto; a día de hoy han disminuido las partidas dedicadas a misas y han surgido otros elementos como las flores y los ataúdes, más o menos lujosos, aunque en ambas épocas las suma total no será baladí.
       Gastos en funeral y misas:
       Así mismo el funeral y misas del testamento de dicho mi marido bajo cuya disposición murió importa lo siguiente
-Primeramente al señor prior por sus derechos de entierro diecinueve reales y medio.
-Al sacristán por los suyos dieciocho reales.
-De tres misas cantadas, la una de cuerpo presente y las dos en los dos días siguientes doce reales.
-De las hachas que ardieron en los tres días en entierro y oraciones nueve reales.
-Más cinco reales y medio que costó una libra de cera para las tablillas para la sepultura.
-De dos misas votivas seis reales [una al Santo Ángel de la Guarda y otra a San Alonso].
-Cuatro reales limosna de la misa de ánimas en San Antonio del convento de Chillón.
-Más cincuenta reales de veinticinco misas rezadas que dicho mi marido dejó por su ánima en su testamento y más tres reales y medio de los derechos de la colecturía que todo importa cincuenta y tres reales.
-Más dos reales y cuatro maravedíes de las mandas forzosas.
-Más nueve reales del rompimiento de la sepultura inclusos cuatro cuartos del incienso que pone la fábrica.
-Más real y medio para la visita de testamento.
Montan los gastos de su funeral y misas ciento cuarenta reales y cuatro maravedíes.
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      A todas las personas que han hecho posible la conservación de una parte de nuestro pasado durante generaciones; su intervención, trasfiriendo el legajo durante más de dos siglos, ha hecho posible que otros agudeños sepamos más de nuestra historia particular.