Una bodega de otro tiempo


      La fotografía tiene ya unos años y, aún peor, la estancia que se muestra fue demolida y ya no existe la posibilidad de realizar otra de mayor calidad. La pieza representada corresponde a la bodega de un caserón antiguo y contiene una particular mezcla de objetos pertenecientes a los diferentes momentos en que estuvo en uso; razón más que suficiente para intentar realizar una breve descripción de los pormenores que captó la cámara.
      Colgando de una techumbre de vigas poco trabajadas, en primer plano  a la derecha y al fondo se observan unos ganchos de hierro para colgar los alimentos a fin de protegerlos de gatos, ratas, etc. o  para que se escurran, como es el caso de algunas las partes del cerdo (orejas, asaduras, etc.) en los días de matanza.
      En la pared del frente hay clavadas dos estacas, una de ellas sustenta varias parejas de aceiteros.  El uso de las estacas para sostener diferentes cosas ha sido una constante en la localidad; dependiendo del lugar de la casa donde se hallaran, podrían utilizarse para diferentes enseres: aperos del campo, mantas, etc. Adosada a la parte baja del muro se distingue una lagareta, que contiene unas varillas de cerner la harina para el pan y algunas damajuanas.
      Apoyado en el muro de la derecha se observa un mueble en cuyas baldas se distinguen una merendera de porcelana jaspeada y una pareja de bernegales, entre otras piezas. Entre la lagareta  y el mueble citado se aprecian dos tinajas y una orza con las inconfundibles tapaderas de madera. Delante de aquéllas, están apiladas unas pocas sillas de peineta, y otra baja de coser y sentarse junto a la lumbre.
      Una hilera de estacas clavadas en el tabique izquierdo sujetan una tabla con diferentes útiles: algunos pucheros y jarros de barro de diferentes tamaños, una orza pequeña, un tornillo de devanar, una cacerola de acero esmaltado y unos botes de cristal con miel. Una cesta de asa pende de una de las estacas. Sobre un suelo de guijarros, que no se aprecian bien, se distinguen unos bidones para el aceite.
      A esta bodega se accedía desde la cocina y la ausencia de recipientes de gran tamaño  parece indicar que la estancia estaba reservada para los productos de uso más frecuente y, seguramente, los más costosos. La casa contó con otra zona de almacenaje, de mayor tamaño y con tinajas más grandes, donde depositar el trigo, aceite, vinagre, etc. dedicado al consumo propio o para la venta cuando los recoveros los demandaran por las calles del pueblo.