La recuperación de algunas prácticas características de la fiesta del Corpus



         Las primeras ordenanzas que se conservan de la Sacramental declaran que los fines de la asociación eran …la honra y gloria de la Santísima Trinidad… de la Virgen María… de Todos los Santos… y el ensalzamiento de la fe católica… Para el cumplimiento de estos loables propósitos, la cofradía no tuvo reparos en recopilar en esas mismas ordenanzas algunos cometidos con carácter más festivo: no falten algunas representaciones, fiestas y danzas, encargándose dellas con tiempo, animando a los que las hubieren de hacer con palabras de caridad, gastando para ellas de los bienes de dicha Cofradía una moderada cantidad en aprovechamiento de los representantes y si se hiciese algún vestido para ello se vaya guardando en un arca para que con semejantes cosas se alegren los fieles cristianos y vengan en conocimiento de los contentos celestiales que son los que verdaderamente se han de pretender.
         La ornamentación de la iglesia y de las calles afectadas por el desfile procesional también ha quedado anotada en unos libros cancelarios, que resultan indispensables para conocer la trayectoria de este elemento de nuestra cultura local desde comienzos del siglo XVII. A menudo se cita la realización de esteras de esparto para la iglesia; desconocemos si se utilizaron a modo de alfombras, para cubrir vanos o tuvieron otros usos. La colocación de colgaduras en las fiestas más importantes fue una costumbre que se mantuvo hasta la Guerra Civil, cuando fueron destruidas junto con el resto de ornamentos, imágenes, retablos, etc. Me contó Afrodisio Ortiz que las había de varios colores, aunque no recuerdo si estaban o no relacionadas con los tiempos litúrgicos. En los libros se menciona  el acarreo de juncia y ramajes para la iglesia, pero desconocemos si se colocaban en el interior o en el exterior; además, la hermandad organizaba también los actos de las Cuarenta Horas y el Monumento.

          Salva Jiménez (38 grados norte; junio de 2013) dio a conocer un documento sobre el altercado que se produjo en la procesión del Corpus de 1573. Según parece, en este acontecimiento estaban presentes todas las cofradías de la  villa y los visitadores de la Orden habían estipulado que su lugar en el desfile se ajustara a la antigüedad de cada corporación. La declaración del prior explica que el Santísimo Sacramento se alojaba en una custodia colocada sobre unas andas como es costumbre y que …las imágenes de la dicha iglesia parroquial [que] iban en la procesión fuesen en el lugar que les convenga precediendo a las insignias que llevan las cofradías… No consta cuando y porqué se abandonó la práctica de sacar las imágenes religiosas en el cortejo del Corpus, aunque a mediados del siglo pasado todavía salían todos los estandartes de las asociaciones religiosas.
         Cuentan los vecinos que en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, todo el recorrido de la procesión aparecía cubierto de ramas de retama, madroño, durillo, gigante, hierbas aromáticas, etc. A lo que parece, los jóvenes mostraban cierta rivalidad por mostrar la fachada más engalanada y, en ocasiones, llegaron a cerrar con ramajes las calles adyacentes, impidiendo el acceso al itinerario del desfile. A medida que avanzaba el siglo, las macetas fueron sustituyendo a la flora autóctona, porque resultaba más cómodo transportar las tiestos desde el patio que acarrear los haces de especies silvestres desde el campo; además, eran tiempos en los que se propagó la tendencia a confundir tradiciones con rusticidad y moda con evolución. Comenzó una etapa donde se desdeñó todo aquello que daba personalidad a la localidad y el calendario festivo se fue llenando de eventos que desaparecían con la misma celeridad que el empeño de sus organizadores. La fiesta del Corpus perdió su ramo, su día, el interés por acicalar las fachadas y a punto estuvo de perder la Octava. El interés del párroco, la nueva junta directiva de la hermandad y la participación de unos pocos vecinos han hecho posible que la festividad abandone el letargo característico de los últimos tiempos; este año también se ha sumado el ayuntamiento, encargándose de traer las retamas y recogerlas al día siguiente. Aparentemente, el coste del evento no ha sido elevado, pero el aspecto de las calles adornadas con la retama, los pendones de las cofradías en la procesión y el en altar, y la ornamentación exterior de la iglesia  han traído a la memoria de los vecinos con más edad los tiempos en que el día del Señor constituía una fecha destacada en el calendario festivo local:
Tres jueves hay en el año
que relucen más que el sol.
Jueves Santo, Corpus Christi
y el día de la Ascensión.

Bibliografía:
http://38gradosnorte.blogspot.com.es/